En estas páginas se le pedirá que contemple como “el
lenguaje” del autismo modela nuestras perspectivas.
Verá que no me referiré al autismo como una discapacidad
o enfermedad. No verá la palabra “trastorno”. Tampoco verá la palabra “autismo”
en palabras mayúsculas. No ponemos en mayúsculas cáncer de mama, diabetes,
glaucoma, depresión u otras condiciones que no incluyan el nombre de su
descubridor (o sea epónimos) como en el caso de Asperger. Poner “autismo” en
letras mayúsculas es hacer una declaración visual que le asigna una autoridad y
un poder que no merece.
Y finalmente, la palabra “normal” no aparecerá nunca
en estas páginas fuera de las comillas. No es infrecuente que, cuando a los
padres de un niño se les informa que su diagnostico es el de autismo, estos
pregunten “¿Usted piensa doctor que alguna vez su aprendizaje será normal?”
Encuentro estas preguntas inicialmente increíbles y
luego presuntuosas de una forma tal que casi me da lástima el que las pregunta.
He aprendido a contestar este tipo de preguntas con una sonrisa, un guiño y
diciendo “Cuando llegue el tiempo de que exista tal cosa” o “Si lo logra, será
mucho más inteligente que yo.” De vez en
cuando cito al cantante Bruce Cockburn que escribió, “el problema con lo normal
es que siempre empeora.”
Siguiendo con el tema de la normalidad y los niños con
autismo recuerdo una charla entre una mamá y una terapeuta en la cual ésta le
contaba a la primera muy entusiasmada como había mejorado su hijo que en un año,
de no tener ningún amigo, en el colegio ahora tenía amigos. La madre, con tono
desesperanzado le contesto: “¡Pero solo tiene dos amigos!”
La terapeuta le contesto: “Es verdad, ha hecho dos
amigos. Con uno comparte su interés por los trenes y con el otro su gusto por
correr. El me ha dicho: ‘No quiero muchos amigos porque no puede tratar muchos
amigos. Más de un amigo por vez me estresa. A mis dos amigos les puedo hablar sobre
cosas que me interesan. Son muy importantes para mí.’
La terapeuta continuó diciendo: “Camine por cualquier
escuela. Verá un amplio rango de conductas “normales” escolares. Verá tragas
normales, normales musicales, normales informáticos. Los niños tienden a
gravitar hacia los grupos que los hacen sentir seguros. Su hijo ha encontrado
su grupo.”
Como docente o padre de un niño con autismo aprenderá
rápidamente que algunos días lo único predecible será lo impredecible, que el
único atributo consistente será la inconsistencia.
La perspectiva lo es todo. ¿Está el niño distante o es
capaz de de entretenerse sólo y de trabajar de forma independiente? ¿Es
imprudente o aventurero y deseoso de probar nuevas experiencias? ¿Es
obsesivamente pulcro o tiene habilidades espectaculares de organización? ¿La molesta
con preguntas sin fin o tiene curiosidad acerca de su mundo así como también
tenacidad y persistencia? ¿Por qué tratamos de “arreglar” al niño que persevera
pero admiramos a aquel que persevera? Ambas son formas de decir “rehuso a
parar”.
¿Su hijo “sufre de autismo” o vive con autismo? Elija
siempre vivir a sufrir.
El autismo tiene cuatro características fundamentales:
dificultades en el procesamiento sensorial, retrasos y trastornos en la
comunicación, pensamiento social y habilidades de interacción esquivos y
problemas de autoestima. Todos son cruciales:
- Dificultades en el procesamiento sensorial:
Un niño no puede llevar a cabo un aprendizaje cognitivo o social cuando
experimenta su medio ambiente como un bombardeo constante de sensaciones
desagradables y sorpresas repugnantes.
El cerebro habitualmente filtra billones de estímulos
sensoriales en forma simultánea. El del niño con autismo no puede llevar a cabo
este tipo de filtro. Esto puede provocar el equivalente de un piquete de todas
las avenidas de la ciudad de 24 horas de duración mientras todas estas señales
se atascan desesperadamente en el tronco cerebral. Imagínese atrapado en el
medio de los gases agobiantes y el ruido del tráfico atascado sin la capacidad
de modificar su situación.
- Retraso y trastorno en la comunicación: Sin
adecuados medios de expresión, las necesidades y deseos permanecen
insatisfechas. El resultado inevitable es enojo y frustración, no aprendizaje y
crecimiento.
- Pensamiento social y habilidades de interacción:
La falta de estas habilidades puede aislar a un niño a grados devastadores. El
niño con autismo que realmente “no la puede pescar” rema contra una corriente
brutal primero para comprender y luego para ejecutar.
- Autoestima: Todas las personas de este
planeta deseamos ser aceptadas y apreciadas por lo que somos como un todo. El
niño con autismo necesita un guía hábil para lograr un lugar confortable en
este enorme mundo. Trabajar hacia este objetivo con una energía positiva y
optimismo no implica que estamos “reparando” al niño.
El motivo por el cual lo denominamos un espectro es
porque dos niños (o diez o veinte) con autismo no son completamente iguales.
Cada uno estará en un punto diferente en el espectro. Y, igualmente importante,
cada padre, docente y cuidador estará en un único punto en su comprensión del
espectro.
Como los millones de pixeles que componen una imagen
de la televisión, cada persona involucrada es un compuesto complicado.
Aquí están diez conceptos que todo niño autista
desearía que usted supiera.
1. Yo soy un niño.
Mi autismo es parte de lo que soy, no es todo lo que
soy.
Como niño todavía me estoy desarrollando. Ni usted ni
yo sabemos aún de lo que seré capaz de hacer. Si contempla en mí sólo una cosa
corre el riesgo de construir una expectativa que puede ser muy baja.
Y si yo siento que usted piensa que yo no puedo hacerlo
mi respuesta natural será, ¿para qué intentarlo?
2. Mis sentidos están desincronizados.
Esto significa que las vistas, sonidos, gustos, olores
y tactos comunes que usted puede aún no notar pueden ser absolutamente
dolorosos para mí.
Mi medio ambiente a menudo se siente hostil. Puedo
parecerle introvertido o agresivo o malo, pero estoy sólo tratando de
defenderme.
3. Distinga entre no lo hago (elijo no hacerlo) y no puedo (no soy capaz
de hacerlo).
No es que yo no escucho las instrucciones. Es que no
puedo entenderlo. Cuando me llama desde el orto extremo del aula, escucho
“*+&$·Ç Juan”. En vez de esto acérquese, capte mi atención, y hábleme en
palabras sencillas: “Juan dejá tu libro sobre el pupitre, es tiempo de
almorzar.”
Esto me dice qué quiere usted que yo haga y qué es lo
que sucederá a continuación. Así es para mí mucho más fácil obedecer.
4. Soy un pensador concreto. Interpreto el lenguaje en forma literal.
Me confunde cuando dice que van a llover calefones del
cielo cuando lo que quiere decir es que va a llover mucho. No me diga que algo va a suceder el día del
arquero cuando lo que significa es que es imposible que eso suceda.
Los modismos, juegos de palabras, inferencias,
metáforas, alusiones y el sarcasmo se pierden en los laberintos de mi cerebro.
5. Escuche a todas las formas con las que trato de comunicarme.
Es difícil para mí contarle lo que necesito cuando no
tengo una forma de describir mis sentimientos. Puedo estar hambriento,
frustrado, atemorizado o confuso pero no puedo encontrar las palabras para
describirlo.
Está alerta al lenguaje corporal, aislamiento,
agitación u otros signos que le digan que algo está mal. Los signos de
comunicación están allí.
O puede escucharme intentar compensar por no tener
todas las palabras que necesito sonando como un pequeño profesor o una estrella
de cine, tamborileando palabras o guiones enteros que exceden mi edad.
He memorizado estos mensajes del mundo que me rodea
porque sé que se espera que hable cuando se me habla.
Estos mensajes provienen de libros, la televisión o
la conversación de otras personas. Los
adultos la llaman ecolalia. Puedo no entender el contexto o la terminología que
estoy utilizando. Solo sé que me saca del problema de tener una respuesta.
6. ¡Retrate esto! Soy visualmente orientado.
Muéstreme como hacer las cosas antes que solo
decírmelo. Y esté preparado para mostrármelo muchas veces. Un montón de
práctica me ayuda a aprender.
Los apoyos visuales me ayudan a movilizarme a través
de mi jornada.
Me liberan del estrés de tener que recordar qué es lo
que viene después, hace que las transiciones entre actividades sean tranquilas y
me ayudan a manejar mis tiempos y cumplir con sus expectativas.
Necesito ver algo para aprenderlo, porque las palabras
escritas son como el humo para mi, se evaporan en un instante antes de que
tenga la posibilidad de entenderlas. No tengo las habilidades de procesamiento
instantáneo.
Las instrucciones e informaciones presentadas
visualmente pueden estar en frente mío todo el tiempo que necesito.
Sin esto, vivo la constante frustración de saber que
pierdo los grandes bloques de información y expectativas y soy incapaz de hacer
algo para evitarlo.
7. Focalice y construya sobre lo que puedo hacer y no sobre lo que no
puedo hacer.
Como cualquier otra persona, no puedo aprender en un
ambiente en el cual se me hace sentir en forma constante que no soy lo
suficientemente bueno y que necesito ser “arreglado”.
Evito probar cualquier cosa nueva cuando estoy seguro
que todo lo que conseguiré son críticas, sin importar cuán “constructivo” usted
cree que está siendo. Hay más de una forma de hacer bien la mayoría de las
cosas.
8. Ayúdeme con las interacciones sociales.
Puede parecer que no quiero jugar con otros chicos
pero puede ser que simplemente no sé cómo empezar una conversación o unirme a
su juego. Enséñeme como jugar con otros chicos. Estimule a otros niños a
invitarme a jugar con ellos. Me encantaría ser incluido.
Mi desempeño es mucho mejor en juegos estructurados
que tienen un principio y un final bien definidos.
No sé cómo leer las expresiones faciales, el lenguaje
corporal o las emociones de otros. Enséñenme. Si me río cuando Juana se cae del
tobogán, no es porque piense que es gracioso, es que no sé qué decir. Hábleme
sobre los sentimientos de Juana y enséñeme a preguntar, “¿Estás bien?”
9. Identifique qué gatilla mis berrinches y rabietas.
Los berrinches y explosiones son más horribles para mí
que para usted. Ocurren porque uno o más de mis sentidos se han sobrecargado o
porque he sido empujado más allá del límite de mis habilidades sociales.
Si puede averiguar por qué suceden mis rabietas
entonces las puede prevenir. Mantenga un registro de momentos, lugares,
personas y actividades. Puede emerger un patrón de desencadenamiento de mis
rabietas.
Recuerde que todo lo que hago es una forma de
comunicación. Le dice a usted, cuando mis palabras no pueden, cómo estoy
reaccionando a lo que está pasando a mi alrededor.
Mi conducta puede tener una causa física. Las alergias
alimenticias, los problemas del sueño y gastrointestinales pueden afectar mi
conducta. Busque señales porque puedo no ser capaz de contarle acerca de este
tipo de cosas.
10. Ámeme en forma incondicional.
Descarte pensamientos como, “Si sólo pudieras…”, y
“¿Por qué no podés…?” Usted no cumplió con todas las expectativas que sus
padres tenían para usted y ellos no se lo recuerdan en forma constante.
Yo no elegí tener autismo. Recuerde que esto me está
pasando a mí, no a usted. Sin su apoyo, mis posibilidades de crecer y ser
exitoso e independiente son escasas. Con su apoyo y guía, las posibilidades son
más amplias de lo que usted puede creer.
Hay tres palabras por las que ambos necesitamos
guiarnos: Paciencia. Paciencia. Paciencia.
Vea mi autismo como una habilidad diferente más que
como una discapacidad. Pase por alto lo que pueda ver como limitaciones y vea
mis fortalezas.
Puede que no sea bueno para el contacto visual o la
conversación pero se habrá dado cuenta que no miento o no juzgo a las personas.
Dependo de usted. Todo lo que pueda lograr no sucederá
sin usted como mi apoyo. Sea mi defensor, mi guía, quiérame por lo que soy y
verá cuán lejos puedo llegar.
Gracias Robi...
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