domingo, 7 de febrero de 2010

¿De que adolece el cerebro adolescente?: Conductas de riesgo, Circuitos Límbicos y “Rock and roll”


El adolescente presenta cambios físicos, psicológicos y sociales.
Estos cambios hacen que, durante este período de tiempo, los adolescentes se vuelvan más vulnerables.
Se calcula que mueren en Argentina 13.000 adolescentes por año. Aproximadamente el 70% de estas muertes es por accidentes automovilísticos, homicidios y suicidios. Los adolescentes suelen involucrarse en actividades y conductas que incrementan la posibilidad de morir o enfermarse como manejar alcoholizado y/o sin cinturón de seguridad, portar armas, tener sexo sin protección o consumir sustancias adictivas ilegales.
Es una verdadera paradoja que el adolescente presente una mayor proporción de conductas riesgosas que un niño que, desde los puntos de vista ontogénico, neurobiológico, sociológico y psicológico, está menos desarrollado.
Como un ejemplo de una conducta adolescente podemos citar al “semáforo ruso” que consiste en cruzar una avenida en verde caminando lentamente. El primero del grupo que se pone a correr para eludir el tránsito “pierde”.
Recordemos que el primer objetivo del Sistema Nervioso es tener éxito en la supervivencia y el “semáforo ruso”, claramente, no es una forma de lograrlo. ¿Por qué es este tipo de conductas es mucho más frecuente en adolescentes que en preadolescentes?
Sin caer en los tres “pecados” de la ciencia (reduccionismo biológico, descontextualización y actuar en función de intereses económicos) intentaremos aportar desde la neurobiología una mirada que pueda ayudar a comprender este problema.
Simplificando podríamos decir que el cerebro de un adolescente funciona a base de recompensas y emociones sin un control cognitivo.
Los adolescentes:
1. Suelen pasar la mayor parte de su tiempo con sus pares.
2. Poseen un incremento de la reactividad emocional. Esta característica puede tener un rol en la importante incidencia de trastornos afectivos y adicciones que comienzan durante la adolescencia.
3. Tienen más conflictos con sus padres.
4. Son más impulsivos y con una tendencia a llevar a cabo conductas riesgosas. Esta toma de riesgos es superior en la adolescencia con respecto a los adultos y a los niños. Estas malas decisiones que los impulsan a tomar conductas riesgosas estarían relacionadas con un desarrollo asimétrico entre las estructuras emocionales (el Sistema Límbico) y cognitivas (la corteza Prefrontal).
En los adolescentes la Amígdala
[1] (relacionada con las conductas emocionales) y el núcleo Accumbens (relacionado con la Búsqueda de Recompensas, Motivación y Placer) están completamente desarrollados y activados. En estudios con Resonancia Magnética Nuclear funcional (RMNf) se ha visto una actividad neuronal exagerada tanto en la Amígdala como en el Accumbens cuando un adolescente toma una conducta riesgosa.
Tanto la Amígdala como el Accumbens maduran mucho antes que la corteza Prefrontal cognitiva (que recién termina su maduración neuronal a los veinte años de edad) y esta estructura cortical en el adolescente se encuentra densamente inervada (y “dominada”) por axones dopaminérgicos que provienen del núcleo Accumbens.
La combinación de una alta respuesta ante las recompensas y una inmadurez de las áreas de control cognitivas prefrontales puede sesgar a los adolescentes a buscar ganancias inmediatas incrementando sus decisiones riesgosas y su reactividad emocional.
Tres conceptos importantes que deben entonces tenerse cuenta a la hora de intentar comprender las conductas adolescentes:
1. La relación entre conductas emocionales y búsqueda de recompensas con el Sistema Límbico y el núcleo Accumbens respectivamente.
2. La función de control sobre las respuestas emocionales que lleva a cabo la corteza Prefrontal.
3. El hecho de que el Sistema Límbico y el núcleo Accumbens maduran mucho antes que la corteza Prefrontal.
El aumento de hormonas sexuales durante la pubertad y su acción activadora de las estructuras límbicas también puede explicar el aumento de conductas impulsivas y riesgosas en este grupo etario.
Como conclusión (y respondiendo a nuestro título) podríamos decir que el cerebro adolescente “adolece” de una Corteza Prefrontal madura para poder controlar o balancear las conductas impulsadas por el Sistema Límbico, el núcleo Accumbens y los cambios hormonales puberales.
Desde una mirada evolutiva esta elevada tendencia del adolescente a tomar conductas de riesgos debe haber tenido importantes funciones adaptativas.
Por ejemplo, situándonos, en el Paleolítico, un adolescente debe haber necesitado decidir conductas riesgosas para abandonar la seguridad de su familia y encontrar una pareja
El incremento en la reactividad emocional durante este periodo habrá permitido a los adolescentes estar más vigilantes y atentos para detectar las amenazas y tener más posibilidades de sobrevivir en un nuevo ambiente.
En la sociedad postmoderna (en la cual la adolescencia puede extenderse indefinidamente) con jóvenes de más de veinte años viviendo con sus padres, siendo financieramente dependientes de ellos pero deseando tomar sus propias decisiones; estas conductas pueden ser estimadas inapropiadas.
Creo que estos hallazgos (además de los sociales, económicos, psicológicos, etc.) tienen también implicancias legislativas y judiciales a la hora de decidir la edad de imputabilidad de los menores.
Neurobiológicamente vemos que los adolescentes tienen una capacidad de control de sus impulsos inferior a la de los adultos.
Este concepto es importante a la hora de trazar una línea entre imputables e inimputables para que la ley no entre en conflicto con la neurobiología cognitiva.

[1] La Amígdala está conectada con el Hipotálamo y está relacionada con la memoria emocional inconsciente, los circuitos de agresividad y tristeza y la respuesta de estrés.

2 comentarios:

  1. Me gustó la forma como fue presentada la información Neurobiológica actual del "Cerebro de los Adolescentes" en tu artículo.
    Solo una acotación respecto al Título de la entrega. El Cerebro de los Adolescente "NO ADOLECE" (No sufre ni está enfermo); “se caracteriza por lo que tu has escrito”.
    Adolecer. (Según RAE) (De dolecer).
    1. tr. ant. Causar dolencia o enfermedad.
    2. intr. Caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual.
    3. intr. Tener o padecer algún defecto. Adolecer DE claustrofobia.
    4. prnl. compadecerse (‖ sentir lástima).

    Un Abrazo desde Lima Perú y disculpa por no haberte saludado por el inicio de este año 2010.

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  2. ¡Muchas gracias por la acotación! ¡Feliz 2010! Saludos cordiales. Robi

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