El sistema límbico es un conjunto de estructuras del Sistema Nervioso Central que procesan las emociones.
Considero que el conocimiento de su funcionamiento es una herramienta de gran importancia para mejorar la eficacia de la comunicación persuasiva seductora en la relación educativa.
Esta herramienta puede ayudarnos a los docentes a saltar de nuestra pecera a la pecera de los alumnos que, lamentablemente, en no pocas oportunidades son compartimentos comunicativos estancos.
La importancia del límbico y su relación con los procesos emocionales es valorada con claridad por el marketing. Esta afirmación de Philip Kotler lo demuestra: “El consumidor es emocional más que racional. Por esto el objetivo de la publicidad es crear la ilusión de que el producto realizará los milagros que se esperan.”
El conflicto entre racionalidad y emotividad expresa la disociación escuela – alumnado. Las dificultades que tienen las instituciones educativas para sintonizar con las nuevas generaciones deben buscarse, entre otros factores, en su dificultad para manejar las emociones y otorgarles un peso específico en el proceso enseñanza – aprendizaje. El Límbico tiene razones que la razón no entiende.
Esto no deja de ser insólito ya que desde el siglo IV antes de Cristo se conoce la trascendencia de las emociones como lo ejemplifica esta frase de Aristóteles: “La educación es sobre todo educación del deseo.”
La mayor parte de los Homo Sapiens Sapiens (por más “Sapiens” que sean) se mueve por las emociones, pocos por las ideas. Los medios de masas audiovisuales lo confirman al demostrar que los intereses de la mayor parte de la población apuntan en dirección de la diversión y la distracción.
La Neurobiología también apoya esta idea. NADIE se mueve por las ideas, a lo sumo hay personas que se mueven por la pasión por unas ideas. TODOS nos movemos por emociones. Las personas que parecen moverse por grandes ideas lo hacen en realidad porque han desarrollado sinapsis entre estas ideas (corteza cognitiva) y el límbico emocional. La propia etimología de la palabra emoción (e-movere) remite a esta capacidad movilizadora. La misma pregunta es un ruego (inter – “rogación”) y este ruego es la demanda que representa el deseo emocional.
El Límbico emocional actúa como una central energética y un prolijo archivo de memorias. Es el responsable de toda la actividad creativa, de motivar la acción, de movilizarnos. Por esto ninguna idea puede movilizarnos si no está conectada con la central energética límbica.
Como escribió Antoni Gramsci: “El error consiste en creer en que se puede saber sin estar apasionado por el objeto de saber.”
Lo aprendido requiere ser ligado libidinalmente. “Sólo la pasión nos hace obrar.” reafirma Rousseau. De esta forma lo que aprendemos en un contexto emocional es inolvidable. Por lo tanto en realidad deberíamos decir “cuando veo una vaca lloro porque el Sistema Límbico me recuerda que me quemé con leche”.
La Publicidad aprovecha la “potencia emocional” generando una comunicación superficial pero excitante, logrando así que productos superfluos sean considerados imprescindibles. Esto se debe a que la publicidad apunta a las emociones y es generadora de deseos.
La comunicación persuasiva seductora le apunta al Límbico.
La importancia del Límbico la tiene muy en claro Cablevisión que tiene más de cien canales para la “central neuro-energética” emocional y menos de diez canales para corteza cognitiva. La televisión aprovecha que la imagen no debe pagar peaje intelectual (pensar, razonar, etc.) para causar emociones.
La Educación, por el contrario genera una comunicación profunda pero insípida debido a su “analfabetismo emocional”. Por esto sus productos indispensables suelen ser considerados prescindibles por sus receptores.
La educación ha de ser industria del deseo si pretende ser industria del conocimiento. En palabras de Rousseau: “Sólo tratamos de conocer porque deseamos gozar.”
El desafío es conectar la emoción con la razón porque sin motivación (lo ha confirmado la pedagogía y la neurobiología) no hay aprendizaje.
¡Su sistema Límbico NO es su amigo! Él piensa que usted aún está viviendo en una caverna y que su única función es ayudarlo a tener éxito en la supervivencia y en la reproducción. Y lo que piensa su sistema Límbico y lo que usted piensa son cosas realmente diferentes.
Aprender Geografía no está en el “top ten” de la lista límbica de actividades para tener éxito en la supervivencia y en la reproducción.
Debemos tener en claro que nuestro sistema Límbico tiene un “portero” (un filtro límbico de basura) que evita la entrada de todo estímulo ambiental que no esté relacionado con sus prioridades (sobrevivir y sexo). ¿Cómo podemos los docentes eludir este filtro límbico de basura?
Si el sistema Límbico de nuestros alumnos está tratando de salvar sus vidas y buscando pareja impidiéndole que haga algo obviamente sin importancia como estudiar para el examen de mañana, ¿cómo engañar al sistema Límbico para hacerle pensar que esa cosa aburrida y árida como la prueba de Geografía es tan importante como era el tigre para nuestros ancestros?
Todas las investigaciones parecen demostrar que el centro de toda la cuestión es una estructura del sistema Límbico denominada Amígdala, ese órgano en forma de almendra que responde en forma inconsciente ante aquellos estímulos que representen un peligro o un placer.
Si la Amígdala de sus alumnos fuera programable le pediría que por favor considerara en el examen de mañana una nota por debajo de siete como un riesgo para la supervivencia y que lo guardara en su depósito de memoria a largo plazo. Pero, ¿se puede hacer esto?
Existe una forma de programar a la Amígdala. Los estímulos que le dicen al sistema Límbico que algo es importante y digno de recordar son aquellos que despiertan nuestras emociones. Usted le presta atención, y archiva en la memoria, aquello que le despierta sentimientos porque el sistema Límbico presta atención a los cambios neuroquímicos asociados con las emociones.
Conozca cómo el sistema Límbico decide a qué prestarle atención y qué recordar. Y aquí volvemos a las emociones. Las emociones proveen los metadatos (datos acerca de los datos) para la memoria. Son las etiquetas que determinan cuan importante es la memoria y si vale la pena guardarla. Las personas recordamos qué sentimos más que si lo que escuchamos o vemos es emocionalmente vacío.
Esto se debe a que en el sueño, durante la actividad onírica, una especie de “croupier” va seleccionando qué estímulos ambientales que activaron al sistema nervioso durante el día merecen ser almacenados en los depósitos de memoria a largo plazo. El único criterio de selección es si dichos estímulos son emocionalmente relevantes.
Considero que el conocimiento de su funcionamiento es una herramienta de gran importancia para mejorar la eficacia de la comunicación persuasiva seductora en la relación educativa.
Esta herramienta puede ayudarnos a los docentes a saltar de nuestra pecera a la pecera de los alumnos que, lamentablemente, en no pocas oportunidades son compartimentos comunicativos estancos.
La importancia del límbico y su relación con los procesos emocionales es valorada con claridad por el marketing. Esta afirmación de Philip Kotler lo demuestra: “El consumidor es emocional más que racional. Por esto el objetivo de la publicidad es crear la ilusión de que el producto realizará los milagros que se esperan.”
El conflicto entre racionalidad y emotividad expresa la disociación escuela – alumnado. Las dificultades que tienen las instituciones educativas para sintonizar con las nuevas generaciones deben buscarse, entre otros factores, en su dificultad para manejar las emociones y otorgarles un peso específico en el proceso enseñanza – aprendizaje. El Límbico tiene razones que la razón no entiende.
Esto no deja de ser insólito ya que desde el siglo IV antes de Cristo se conoce la trascendencia de las emociones como lo ejemplifica esta frase de Aristóteles: “La educación es sobre todo educación del deseo.”
La mayor parte de los Homo Sapiens Sapiens (por más “Sapiens” que sean) se mueve por las emociones, pocos por las ideas. Los medios de masas audiovisuales lo confirman al demostrar que los intereses de la mayor parte de la población apuntan en dirección de la diversión y la distracción.
La Neurobiología también apoya esta idea. NADIE se mueve por las ideas, a lo sumo hay personas que se mueven por la pasión por unas ideas. TODOS nos movemos por emociones. Las personas que parecen moverse por grandes ideas lo hacen en realidad porque han desarrollado sinapsis entre estas ideas (corteza cognitiva) y el límbico emocional. La propia etimología de la palabra emoción (e-movere) remite a esta capacidad movilizadora. La misma pregunta es un ruego (inter – “rogación”) y este ruego es la demanda que representa el deseo emocional.
El Límbico emocional actúa como una central energética y un prolijo archivo de memorias. Es el responsable de toda la actividad creativa, de motivar la acción, de movilizarnos. Por esto ninguna idea puede movilizarnos si no está conectada con la central energética límbica.
Como escribió Antoni Gramsci: “El error consiste en creer en que se puede saber sin estar apasionado por el objeto de saber.”
Lo aprendido requiere ser ligado libidinalmente. “Sólo la pasión nos hace obrar.” reafirma Rousseau. De esta forma lo que aprendemos en un contexto emocional es inolvidable. Por lo tanto en realidad deberíamos decir “cuando veo una vaca lloro porque el Sistema Límbico me recuerda que me quemé con leche”.
La Publicidad aprovecha la “potencia emocional” generando una comunicación superficial pero excitante, logrando así que productos superfluos sean considerados imprescindibles. Esto se debe a que la publicidad apunta a las emociones y es generadora de deseos.
La comunicación persuasiva seductora le apunta al Límbico.
La importancia del Límbico la tiene muy en claro Cablevisión que tiene más de cien canales para la “central neuro-energética” emocional y menos de diez canales para corteza cognitiva. La televisión aprovecha que la imagen no debe pagar peaje intelectual (pensar, razonar, etc.) para causar emociones.
La Educación, por el contrario genera una comunicación profunda pero insípida debido a su “analfabetismo emocional”. Por esto sus productos indispensables suelen ser considerados prescindibles por sus receptores.
La educación ha de ser industria del deseo si pretende ser industria del conocimiento. En palabras de Rousseau: “Sólo tratamos de conocer porque deseamos gozar.”
El desafío es conectar la emoción con la razón porque sin motivación (lo ha confirmado la pedagogía y la neurobiología) no hay aprendizaje.
¡Su sistema Límbico NO es su amigo! Él piensa que usted aún está viviendo en una caverna y que su única función es ayudarlo a tener éxito en la supervivencia y en la reproducción. Y lo que piensa su sistema Límbico y lo que usted piensa son cosas realmente diferentes.
Aprender Geografía no está en el “top ten” de la lista límbica de actividades para tener éxito en la supervivencia y en la reproducción.
Debemos tener en claro que nuestro sistema Límbico tiene un “portero” (un filtro límbico de basura) que evita la entrada de todo estímulo ambiental que no esté relacionado con sus prioridades (sobrevivir y sexo). ¿Cómo podemos los docentes eludir este filtro límbico de basura?
Si el sistema Límbico de nuestros alumnos está tratando de salvar sus vidas y buscando pareja impidiéndole que haga algo obviamente sin importancia como estudiar para el examen de mañana, ¿cómo engañar al sistema Límbico para hacerle pensar que esa cosa aburrida y árida como la prueba de Geografía es tan importante como era el tigre para nuestros ancestros?
Todas las investigaciones parecen demostrar que el centro de toda la cuestión es una estructura del sistema Límbico denominada Amígdala, ese órgano en forma de almendra que responde en forma inconsciente ante aquellos estímulos que representen un peligro o un placer.
Si la Amígdala de sus alumnos fuera programable le pediría que por favor considerara en el examen de mañana una nota por debajo de siete como un riesgo para la supervivencia y que lo guardara en su depósito de memoria a largo plazo. Pero, ¿se puede hacer esto?
Existe una forma de programar a la Amígdala. Los estímulos que le dicen al sistema Límbico que algo es importante y digno de recordar son aquellos que despiertan nuestras emociones. Usted le presta atención, y archiva en la memoria, aquello que le despierta sentimientos porque el sistema Límbico presta atención a los cambios neuroquímicos asociados con las emociones.
Conozca cómo el sistema Límbico decide a qué prestarle atención y qué recordar. Y aquí volvemos a las emociones. Las emociones proveen los metadatos (datos acerca de los datos) para la memoria. Son las etiquetas que determinan cuan importante es la memoria y si vale la pena guardarla. Las personas recordamos qué sentimos más que si lo que escuchamos o vemos es emocionalmente vacío.
Esto se debe a que en el sueño, durante la actividad onírica, una especie de “croupier” va seleccionando qué estímulos ambientales que activaron al sistema nervioso durante el día merecen ser almacenados en los depósitos de memoria a largo plazo. El único criterio de selección es si dichos estímulos son emocionalmente relevantes.
Hasta la próxima. Robi.
Excelente articulo, mi trabajo de tesis sera precisamente sobre la incidencia de las emociones en el aprendizaje de las matematicas.
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