Enrique VIII se burlaba de Tomás Moro porque contrataba profesores para educar a sus hijas. Le decía que era dinero perdido ya que las mujeres no podían aprender nada que estuviera fuera de sus “funciones naturales”. Esta “devaluación” del cerebro femenino, y la consecuente “inflación” del cerebro masculino, es casi tan antigua como el Homo Sapiens.
La Neurociencia de la Afectividad ha demostrado que en ciertas funciones cognitivas es el cerebro masculino el “devaluado”.Es importante aclarar que estas características neurobiológicas pueden ser modificadas por la cultura y que además existen distinciones interindividuales.
Las mujeres tienen el Hipocampo (región relacionada con la consolidación de la memoria) y la Corteza Prefrontal dorsal (estructura relacionada con la planificación y ejecución de las conductas) de un mayor volumen que los hombres. ¡Por lo tanto las “féminas” tienen ventajas para planificar y recordar!
Los hombres tienen la Amígdala, que es el área neuronal relacionada con las conductas emocionales, de un mayor volumen. ¡Esto podría explicar nuestra fascinación por el fútbol! El color rojo llama la atención y es más usado por la mujer porque entiende muy bien el significado de los colores y su relación con las emociones. Ella nos atrae con su maquillaje y su ropa de color rojo para que activemos nuestra Amígdala y nuestras pasiones y tomemos decisiones sin pensar.
La memoria espacial es superior en los hombres. No olvidemos que la habilidad de movilizarse en el espacio era esencial para la caza. Tal vez por esto a los hombres nos encantan los juguetes inútiles relacionados con lo espacial: si hace ruido, tiene luces y pilas, ¡todos querremos uno! Las ventajas masculinas en la navegación espacial se observan cuando deben hallar un camino utilizando un mapa. Los hombres reconocen en forma más exacta la distancia y la dirección mientras que las mujeres recuerdan si en el trayecto había una peluquería, un Shopping, una zapatería, etc. Si bien en la actualidad las mujeres nos han reemplazado a los hombres y nuestros mapas por el GPS aún necesitarían que cuando el GPS dice “a la izquierda” el aparato gire en ese sentido.
Las mujeres son superiores en la memoria de localización de objetos, motivo por el cual el hombre siempre le pregunta donde dejó sus llaves, su corbata, su cabeza, etc.
Las mujeres también superan a los hombres en la memoria verbal. Esta superioridad ya se demuestra a los 5 años de edad por lo que no depende de los efectos de las hormonas sexuales sino sería el resultado de diferencias en la organización de los circuitos cerebrales. El procesamiento del lenguaje de la mujer se produce en ambos hemisferios mientras que el hombre sólo lo procesa en el hemisferio izquierdo. Conclusión: ¡Para dejar sin palabras a una mujer hay que lesionar prácticamente todo su sistema nervioso central!
Por esto no debe sorprender que la mujer emita un mayor número de palabras por día que el hombre. ¡Según diferentes trabajos la mujer dice por día el doble o el triple de palabras que el hombre! Debe ser por esto que cuando llego a casa a las 22 hs, luego de dar clase todo el día, cuando mi mujer me pregunta “¿cómo te fue?” Y yo contesto al estilo Terminador “bien” se enoja. ¡Debería comprender que mientras que a ella todavía le quedan cientos de palabras yo ya he gastado todas!
Las mujeres también tienen ventajas en la memoria autobiográfica. Comparadas con los hombres, el recuerdo de las mujeres es MUCHO más exacto, más laaaargo y más específicamente detallado. De allí que un escenario clásico en una discusión de pareja sea ella diciendo: “Porque VOSSSSS, cuando estábamos en Miramar el 3 de febrero del 1986 bla, bla, bla…”, mientras que él la mira sin recordar, lo que inmediatamente despierta la respuesta iracunda femenina: “¡Y encima no te acordás!”
Señorita, señora, un consejo: No exija a su pareja la misma memoria que tiene usted (es como pedirle peras al olmo), se lo digo como docente de neurofisiología y como esposo.
Esta ventaja de la “mujer maravilla” no depende de las hormonas sexuales ya que es evidente a una edad tan temprana como: ¡los tres años!
Las hipótesis que explican la superior memoria autobiográfica femenina son:
- La intensidad afectiva: Las mujeres “tiñen” de mayor emoción a cada uno de sus recuerdos con lo cual es mucho más fácil recordarlos.
- El ensayo repetido: Existen evidencias científicas que las mujeres cuentan (a sus amigas, a sus hijas, a sus compañeras de trabajo, de peluquería, etc.) en forma mucho más frecuente que los hombres sus experiencias pasadas. Esta repetición - ensayo le permitiría formar memorias más duraderas.
Diferencias sexuales en los efectos del estrés sobre la memoria
Si bien en los libros de fisiología se define al estrés como una respuesta que aumenta la supervivencia los medios de comunicación nos bombardean con información acerca de que el estrés nos está matando. ¿Quién tiene razón?
El estrés es una respuesta que estaba preparada para nuestro ambiente ancestral de adaptación: las sabanas de África oriental durante el Paleolítico (y que servía para problemas cuya solución era huir o luchar). En ese momento no había políticos, ni suegras, ni contadores, ni otras “bondades” de la postmodernidad.
Por lo tanto un factor de estrés podía ser un tigre que nos perseguía, y que duraba sólo treinta minutos, ya que o bien el tigre nos comía o nos subíamos a un árbol y el felino, de poca paciencia, rápidamente se dedicaba a perseguir otra presa.
En este contexto estar hipertenso, diabético, impotente, insomne y anoréxico durante treinta minutos aumentaba nuestra supervivencia ya que así llegaba más oxígeno y nutrientes a nuestros músculos para correr más rápido y era conveniente no detenerse a ni a dormir, ni a fornicar ni a comer mientras nos perseguía el tigre.
Ahora bien en la postmodernidad, especialmente si uno es argentino, el estrés dura 24 horas, 365 días al año. Por lo tanto estar hipertenso, diabético, impotente, insomne y anoréxico doce meses al año nos mata. Por otro lado matarme a golpes con mi jefe o huir de mi trabajo no es una solución inteligente a los problemas de la modernidad líquida. Por lo tanto responder con estrés a los problemas de la vida diaria es como querer tomar la sopa con un tenedor.
Recordemos que el hombre cuando está estresado toma alcohol o invade otros países mientras que una mujer come chocolate e invade los shoppings.
El estrés agudo afecta cognitivamente más a los hombres que a las mujeres. Los hombres se paralizan y aprenden a tener miedo en forma más rápida y más importante que las mujeres. Los hombres estresados cometen más errores que las mujeres. Por eso cuando un hombre está estresado por una discusión con su esposa se encierra en su caja de la nada y se sutura los labios.
El problema es que cuando una mujer está estresada, si no lo habla, su cerebro ¡explota! Entonces intenta hablar con su esposo, a lo cual él evidentemente no responde, logrando sólo que su esposa se enoje más. Señorita, señora, un consejo: Compre un ave o un mamífero masculino (un canario, un gato o un perro) y háblele a él luego de una discusión, seguramente obtendrá un guau o un miau. Otra opción (más reconfortante): llame a una amiga.
Cuando las mujeres guardan su memoria emocional activan su amígdala izquierda y los hombres la derecha. Existe un sesgo hemisférico en el procesamiento de la información: holístico en el hemisferio derecho y detallado en el hemisferio izquierdo. En situaciones emocionales la activación de la amígdala izquierda en mujeres aumenta su recuerdo detallado. Esto explica por qué un hombre no recuerda el nombre de la mujer con la cual tuvo sexo la noche anterior y la mujer recuerda hasta el más mínimo detalle.
Por esto la mujer es un radar ambulante y de allí la intuición femenina: la capacidad de las mujeres de darse cuenta de TOOODOS los detalles.
Todas estas capacidades cognitivas femeninas son totalmente lógicas ya que ha sido siempre la mujer, a lo largo de la evolución, la que ha llevado a cabo las funciones más importantes como lo son el embarazo, el cuidado de las crías y asegurar la cantidad de calorías diarias mediante su función de recolectora.
buen punto , gran investigación neurológica
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catedrático en los cursos médicos de boehringerclick.mx
Lo de la memoria autobiográfica de la mujer es una generalidad. Yo, como varón, me considero un radar ambulante. Todo es relativo.
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