domingo, 28 de agosto de 2011

Frase de la semana

"Profesor: ¿Cómo llamarías a una persona que continúa hablando cuando la gente ya no está interesada?
Alumno: Un profesor."
Anónimo

Es muy impresionante observarnos como docentes y ver cuantas veces recibimos gritos desesperados del lenguaje corporal de nuestros alumnos para que dejemos de hablar porque ya no entienden, están aburridos, están hartos y un laaaaargo etcétera y nosotros seguimos, imperturbables. ¿Por qué será ese déficit atencional docente? ¿Cuál es la etiología de este "ADHD" profesoral que nos impide captar estas señales clarísimas de que vamos por el camino equivocado?
Cariños. Robi

6 comentarios:

  1. Coincido plenamente en que muchas veces vemos esas caras desesperadas que dicen que ya nada de lo que digamos ingresará a sus cabezas. Mi gran debate es ¿Cómo resuelvo esto cuando quienes deciden cuál es el programa a seguir niegan el hecho de que por mejor predisposición que tengan los alumnos llega un momento en que hay que parar? ¿Por qué muchos "docentes" sobre todo en el ámbito universitario dejan de lado cuestiones pedagógico-neuro-fisiológicas de lado?
    Por supuesto a esto tenemos que sumarle que nuestros alumnos tienen cada vez menos motivación interna y la externa que podamos darle pocas veces los satisface.
    Habrá que seguir buscando caminos.
    Saludos,
    Mariana

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  2. Estimada Mariana: ¡Tenés toda la razón! Yo generalmente prefiero sacrificar a la "vaca sagrada" (o sea al programa) porque no tiene sentido "terminar" con el programa al precio de "terminar" con las capacidades cognitivas de nuestros alumnos. Cariños. Robi

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  3. Es el miedo, quizá, de aceptar realmente que estamos haciendo las cosas mal y el improvisar en pleno show didáctico es algo que aterra.
    Otra cuestión es el desinterés o desgano del mismo docente. El ir desmotivado a dictar una clase es suficiente como para desmotivar al alumnado. Ello se percibe.

    Cuando tuve la oportunidad de enseñar en un colegio y notaba ese comportamiento en los jóvenes, lo que hacía era parar la clase y jugar un poco con ellos. Una vez que se les enfriaba el cerebro, y trataba de motivarlos, proseguía con la clase.

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  4. Estimado Italo: Totalmente de acuerdo! Saludos. Robi

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  5. ¡Qué inspirador! El mejor maestro de la UAI. Yo soy de la promoción de un compañero que inventó, según tus palabras "una nueva categoría de tumores: el glioblastoma de bajo grado". Pediste un aplauso por el descubrimiento... lo corregiste con respeto y cariño. Ojalá todas las cursadas hubieran sido así. Aprendí y la pasé muy bien. Una abrazo enorme.

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  6. Muchísimas gracias!!!!! Un gran abrazo. Robi

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